jueves, 3 de agosto de 2017

Amor y Fe

-¡No soy un gusano!-
Grito una oruga
-¡Soy una mariposa!-
Todos voltearon
-¡Yo tampoco soy un gato!-
El silencio se hizo total al instante 
-¡Soy un rey!-
Las miradas de incredulidad eran notorias 
-¡Yo no soy una gota de agua! Soy lluvia inmensa en el desierto-
Parecía cosa de risa pero nadie dijo nada
-¡Yo soy simplemente lo que soy! Solamente eso-
Éste último confundió a todos los demás. Entonces había hablado un sabio...
-¿Tu quien eres?-
Pregunto un joven riendo de todo lo que había escuchado
-La oruga es mariposa, el gato un rey, la gota es lluvia y tú eres tu ¿Entonces quienes somos en realidad?-
La gente escucho, aunque algunos morían de ganas por opinar. Un murmullo de ideas estaban por brotar. El sabio guardó silencio y dijo así:
-No soy palabra, ni idea, ni forma alguna que tenga relación con lo que la mente pueda siquiera imaginar-
Un vagabundo saco una libreta y anotó lo siguiente
-Hoy se que soy yo-
Pero la gente quería respuestas y un gallo cantante dijo:
-Yo soy el tiempo que mi ser nunca podrá detener-
El joven seguía intrigado y más aún cuando oyó a un anciano 
-Yo fui lo que no quería ser, porque nunca supe lo que era y aun no he entendido bien lo que debería ser hoy-
Con asombro la gente sacudía sus cabezas 
-¡Yo no soy un elefante! Más bien soy la fuerza que mueve las mareas y siembra el amor en las flores de primavera-
El joven ya no habló, la gente segura de sus convicciones gritaba ahora, la locura estaba a punto de estallar, una lucha de poder había empezado. Entonces sucedió lo inexplicable, la mariposa voló, la lluvia creció los ríos, el rey sonó sus trompetas y el sabio dijo al joven:
-¿Quieres ser oruga, gato o un simple murmullo entre la gente?- El joven que poco a poco iba entendiendo dijo., No. 
Fue así que aquella tarde por el camino se alejaron, una oruga, un gato, un joven y un sabio. 
Y el resto de la gente se quedaría solo a escuchar las palabras de su mente. Y te preguntas ¿Donde queda la gota de agua? Solo lo sabrá aquel que quiera beber la verdad del ser y para eso no hace falta un diluvio de ideas, sino simplemente una gota, aquella que llenará el cuerpo y el alma del ser humano. Una gota de Amor y Fe

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