viernes, 14 de junio de 2019

Historia de una vida (Don Juan el carbonero)

-Señor ¿Qué vende usted?- ¡Carbón para la lumbre! -¡ah! ¿Para el anafre?- Esta pregunta fue hecha muchas veces, don Juan a eso se dedico toda su vida, él era carbonero y también hacía cajas de madera para los difuntos. La gente lo conocía, era buen amigo, quizás a su edad debería estar en casa descansando, pero no era así. Cumpliría 75 años en unos días y estaba feliz. -¿Don Juan tiene bolsas de carbón hoy?- Carmen también lo conocía, una niña de doce años había salido a su encuentro. -¡Claro! ¿Cuántas te dejo?- Don Juan nunca tuvo hijos, así es, el viviría solo asta el último día de su existencia, sin embargo, los niños disfrutaban de su presencia. -¡Dice mi mamá que nos deje tres! ¡Yo no sé porque, si ya hay petróleo!- Valla novedad, como ha cambiado todo, pensó don Juan. El carbón era su vida y la muerte sus cajas de madera. Aquel día siguió caminando, sucio y cansado pudo vender la última bolsa. Cuando llegó a su casa se sirvió café, comió un poco de pan, prendió el candil y se puso a trabajar. Quién lo diría ¡A su edad! La verdad era un maestro en su oficio, cada detalle, cada moldura era diferente a las demás. Ya era media noche cuando terminó, guardo sus cosas y decido dormir. Sin embargo alguien tocó a su puerta. -¡Mi amigo! ¿Como estás? ¡Dejame pasar! He venido porque ya era hora de que me conocieras!- Don Juan era educado, desde niño así lo enseñaron y ofreció un poco de café al visitante. -¡Admiro tu trabajo y dedicación! Eres un artista, pero hoy te diré algo que no te gustara saber- Don Juan lo miró, se dio la vuelta y empezó a buscar, de entre sus cosas sacó un traje, un sombrero y una carta. -¿Qué haces mi amigo? ¿Para que es todo eso?- Y Don Juan respondió: -¡Yo se quien eres! Me iré contigo, no tengo miedo, pero antes dejaré esta carta a alguien muy especial- Los dos salieron y llegaron asta la casa de la niña que horas antes le había comprado carbón. -¿Qué hacemos aquí don Juan?- -Vengo a dejar mis memorias, mis letras y mi vida entera- -¿Pero a quien?- -A una niña que siempre me dio lo mejor, su sonrisa y su compañía- Quién lo conoció no entendería esa acción, sin embargo así fue. Don Juan dejó sus bienes a Carmen, ella era una niña sin padres, así es, fue adoptada al primer mes de su vida, no podía caminar y se le dificultaba hablar.. -¿Qué hacemos ahora?- La muerte hablo con serenidad y don Juan respondió: -¿Viste el ataud que termine? Pues bien, lo hice para mí, ahí quiero que me lleves. La muerte dudo un poco y tiempo después carmen leyó la carta. Era domingo y un ramo de flores fue colocado en aquella tumba. Carmen cumpliría 22 años ese día leyó nuevamente la carta... -Porque he visto un ángel y he tenido la fortuna de ser bendecido, si soy carbonero ¡Que importa! El mejor regalo que he tenido fue escuchar de tus labios, don Juan es usted mi abuelo- Carmen, fue la única que sintió su ausencia y don Juan lloró por ella antes de morir... Una historia para recordar México 2019

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