miércoles, 15 de enero de 2020

La historia del Toro Bernardo

La historia del Toro Bernardo ¡Te llego la hora! -¡Calla boca! Que aun no estoy preparado- ¿Por cuanto te vendieron? -¡No lo sé! ¡Ni se en donde estoy!- ¿Qué? ¿No oyes el grito de la gente? Te están llamando ¡Ese es tu destino! -Tengo miedo- Ustedes para eso nacieron, para morir al grito del público ¿De dónde vienes? -Mi pueblo es hermoso, todo lo que en él puedas ver tiene magia. Existe un árbol enorme, tiene más de ciento cincuenta años, los arenales han sido el negocio de muchos, ahí crecí, he visto cada amanecer y sentido la libertad del aire en mi rostro- ¿Porque no escapas? ¡Con la fuerza que tienes, dudo que alguien te detenga! -¡No conozco el camino!- ¡Eso que importa! Simplemente corre y no te detengas, huye y detente asta sientas de nuevo tu libertad. -¿Y mi público? Ellos han venido a verme- ¿Quieres fama y morir ahí? -¡Claro que no! Deseo un reconocimiento diferente, aquel donde la gente diga mi nombre con alegría y entusiasmo- ¿Entonces que esperas? Para lo que buscas no existe llave alguna, es muy simple y también muy difícil. Cierra tus ojos y mírate ¿Te gusta lo que sientes? ¿Crees que no vales? ¡Ya es tiempo que cuides de ti! -¿Debo salir?- Oye esa gente, ellos algo esperan, buscan saciar su vanidad y su ser ¡Que importa que seas tú el que fallezca! Después de ti vendrá otro y la historia se volverá a repetir. -¿Que debo hacer? Ya anunciaron mi entrada, las campanas sonaron, estaré vivo por algunos minutos más- ¡No lo pienses! Abre los ojos al mundo, vuelve a los arenales, busca los brazos de aquel árbol, mira nuevamente el amanecer ¡Se tu mismo! -¡Lo haré!- Aquella mañana de ruedo, un enorme toro debería morir, las puertas se abrieron, el grito de la gente retumbó, sin embargo nunca lo vieron. Las calles se cimbraron al verlo pasar, era elegante, de buena casta. Una animal que decía mucho sin hablar, era de respeto y admiración. Se abrió paso por sí mismo, camino y llegó a donde soñaba. En los arenales encontró su vida ¡Efectivamente! Bajo la sombra de aquel árbol estaba escrita una promesa, él no la iba a romper. Años atrás se prometió estar ahí y así lo cumpliría. Por cuestiones del destino lo alejaron de sus sueños, lo volvieron salvaje, lo entrenaron para divertir y ahora todo eso quedará atrás. Una mañana de primavera, aquel toro murió, todos se acercaron y un amigo habló: -Yo lo vi, lo encontré en un día de fiesta brava, hablaba solo y el mismo se respondía. De pronto salió y nadie se opuso a su paso, diez toros ese día hubieran muerto, solo nueve se enterraron, uno decidió su libertad, Bernardo se llamó en vida- Autor Mauricio Zamora Seudónimo Corazón de Muñeco

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