sábado, 1 de enero de 2022

Diego

Todos los días regresaba al muelle con la esperanza de verla regresar, así como tantas historias se han contando. Pero no es una persona, es algo más profundo ¡La ilusión de vivir! Su nombre era Diego y meses atrás lo habían diagnosticado con una enfermedad terminal, así es, una situación tan difícil para muchos y que ahora él estaba viviendo. En el muelle los barcos llegaban día con día, el movimiento era intenso, la gente corría de un lado a otro haciendo que todo fluyera rápidamente. Diego se imaginaba poder ir y venir como ellos, aunque tuvo su oportunidad años atrás, no lo hizo. Toda su vida fue casi automática, cumplir y obedecer. ¡Buenos días don Heberto! ¿Que tal va la pezca? -¡Diego! ¡Cómo estás! ¡Mira! Traemos un gran regalo del mar ¡Salmones! ¡Estarás de acuerdo que son deliciosos! ¡Te obsequio dos y disfruta de una buena cena!- Hoy en día la gente no brinda ese tipo de ayuda, quizás por la economía, sin embargo, Diego era una persona noble y agradable. Y eso no pasaba desapercibido. Era abril, la primavera hacía del muelle un espacio muy alegre, navíos extranjeros llegaban con gente en busca de diversión. Un día llegó un grupo de artistas, entre ellos una compañía de baile, para Diego el arte era fenomenal. Los muchachos eran españoles, 12 parejas para ser exacto. Ese día se pusieron a bailar cuando alguien se los pidió. Su representante no dudo en mostrar un poco se quehacer artístico. No puedo describir la versatilidad de esa danza, pero Diego quedó fascinado. Y más aún con los movimientos de las bailarinas. Sofía era una de ellas, una mujer hermosa por naturaleza, sensual y desinhibida. Diego la observó durante su actuación y le aplaudió efusivamente al terminar su participación. La compañía estaría unos días en el muelle, Diego lo supo y no dejó de ir ninguno. ¡Me da unas rosas por favor- El tenía una idea fija en la mente "Sofía" y sin el menor temor llegó temprano hasta donde ella estaba. El representante había informado a la comunidad del porqué estaban en nuestra tierra y Diego sabía que no tenía mucho tiempo ¡Y para que esperar! -¿Son para mi? ¡Qué hermosas están! ¡Te agradezco mucho!- Desde ese día diego se portó como todo un caballero, ofreció de su mano no solo una amistad, compartió el alma en cada momento. No deseo hacer esta historia demasiado larga, Sofía se enamoró de él y por supuesto el de ella. Los días pasaron, la felicidad no se puede describir, es más, solo se da expresandola mutuamente y Diego así lo hizo. Llegó el día en que la compañía se iría, Sofía tenía que decidir si se regresaba a su patria o se quedaba con él. Ésa mañana fue en su búsqueda, camino hasta donde quedaron de verse. Una multitud hacía rueda en una banca, se oían comentarios, pero cuando la vieron llegar guardaron silencio. Diego estaba acostado sin vida en esa banca, en sus manos sostenía una papel. Sofía no lo podía creer, llegó hasta él, lo abrazo dijo una plegaria como expresión de fe. Ahi notó la carta y leyó lo siguiente: "Día a día llegue al muelle esperando poder vivir más, no sabía lo que había perdido y no estaba dispuesto a perder más ¡Ahí te vi! ¡Y me he enamorado de ti! Sé que tenemos el tiempo exacto de existencia y el mío llegará pronto, por ello solo quiero decirte lo mucho que te amo, Sofía" Ella guardó la carta y se despidió de el, cuenta la historia que jamás regresó a su tierra, ella cada día llega al mismo muelle en compañía de su hija y juntas observan el amanecer. Quizás para recordar un poco lo que Diego espero en el poco tiempo que le quedó de vida.. Ideas del Autor Mzc

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