sábado, 11 de diciembre de 2021

El Fin

Con sus manos le dio sepultura, debió de hacerlo en tierra sagrada pero no tuvo tiempo. En aquel momento no supo más que hacer, su amigo se quito la vida por una apuesta. Con piedras y un poco de tierra cubrió su cuerpo, guardo sus pertenencias y dijo una plegaria. Se preguntó por qué apostar su vida, hubiera dado mejor otra cosa, por ejemplo: su caballo, sus botas o algo menos valioso. Valla que hay gente testaruda y éste hombre fue uno de ellos. Cuando terminó aquella tarea se dispuso a descansar un poco, bebió un poco de aguardiente, fumó un cigarrillo y bajo la mirada. Fueron amigos por muchos años, desde niños crecieron juntos, ellos no le temían a nada. Un día de aventura rodaron por una ladera, él cayó tan rápido que toda su cara fue marcada por las piedras. Otro día fueron perseguidos por el perro de la colonia y que más se podría esperar si lo agredieron. De jóvenes tomaron caminos diferentes, él viajo a la ciudad, ahi se hizo mecánico de trenes. Quién lo conoció se dio cuenta del hombre que era, firme en sus desiciones y cumplido en sus deberes. Quizás esa regla le salió muy cara, pues la noche anterior la aplicó sin chistar. Yo les contaré que fue lo que pasó... El hoy difunto se llamaba Remigio, hombre bien parecido y trabajador.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario