sábado, 11 de diciembre de 2021

Triunfo

Doña marcela, era la señora que vendía tamales en la esquina, había llegado a la ciudad de México en los años setenta, a la edad de 9 años su padre fue preso por un delito menor, sin embargo jamás pudo salir de la cárcel, una madrugada lo encontraron apuñalado en su celda, aquella noticia y saber que no volvería a verlo marcó su infancia. Marcela tuvo que empezar a trabajar, dejar la escuela no sería por gusto, la situación las obligó a ella y a su madre. Dicen que el trabajo reafirma el carácter y engrandece al ser humano, para marcela significo dejar de jugar y disfrutar su niñez. En México hay muchas historias similares, pero esta tiene un toque diferente. Cuando tenía quince años ya conocía gran parte de la ciudad, podía visualizar calles, negocios y empresas. La televisión a nivel nacional comenzaba, pero para ella sería un lujo tener tiempo y disfrutar de algo así. Sus labores comenzaban a las cuatro de la mañana y terminaban a las 10 de la noche cuando llegaba a su casa. El trabajo arduo no redia frutos, ella y su madre apenas lograban tener lo necesario para sobrevivir. Se dice del mexicano muchas cosas pero lo más valioso es su empeño por triunfar. De esta manera ella y su madre emprendieron el negocio de los tamales. Un domingo pusieron en la equina un pequeño letrero que decía "Hoy venta de tamales estilo mi tierra" obvio la gente se preguntó ¿Cuál será su tierra? ¿Michoacan? ¿Puebla? Pero que importaba, ese dia lograron vender todo, pues marcela tenía un don y ella aún no lo sabía. Poco a poco se hicieron de algunos clientes, vecinos, amigos, hasta patrulleros locales. ¡Señorita Marcela deme cinco de mole y dos de verduras! Sus ventas las comenzaban a las seis de la tarde para terminar 10 de la noche. Como todo había días de baja clientela y otros en los cuales no se daban abasto y terminaban más temprano. Ella propuso a su madre hacer entregas a domicilio y apoyarse de algunos pequeños. La idea fue bien recibida. Con el paso del tiempo la colonia ya sabia muy bien de ellas. Pero no todo es como se espera, el gobierno puso algunos impedimentos para su noble labor, ahora les pedían cosas, papeles y registros. Marcela no se daría por vencida y a sus veinte años ya sabia un poco más de la vida. Don Miguel, un señor ya mayor las ayudó en lo necesario y por ello sus tamales siguieron más tiempo en esa esquina. No haré la historia más larga, ella logró poner un pequeño local e implementó tamales de distintas regiones. Por desgracia su madre la dejó sola en el mundo un día viernes de febrero, la vida le arrebato lo que tanto quería, pero no sus sueños. Hoy en día hay un restaurante en esa esquina, en la pared está puesta la foto de Marcela, ahora se venden exquisitos platillos, comidas que son hechas con un sazón especial. Marcela no dejo la venta de tamales, ahora su hija los hace y les pone moñitos de colores. En la entrada hay un frondoso arbol, la gente se detiene bajo la sombra que hace, al hacerlo disfrutan del viento. Pero ¿Qué creen? El aire lleva un aroma delicioso, es la comida que ella prepara. México es un país maravilloso, su gente tiene el potencial de servir y triunfar. Este fue el caso de Marcela que ahora a sus 80 años disfruta de su familia y sus nietos. Mañana ella ya no estará pero quedará un legado para su familia y un letrero que dice: "Se venden tamales de mi tierra.." y es "México" Ideas del autor Mauricio Zamora

No hay comentarios.:

Publicar un comentario