jueves, 11 de mayo de 2017

Los tres regalos de la mama pavo

Estaban dos pavos muy preocupados. Tenían un buen rato hablando sobre la vida. Su principal interés era el futuro. En la granja donde vivían se escuchaban comentarios sobre algo muy especial. El dueño había hecho un trato de venta de dos pavos para los próximos días pero no específico la fecha, por tal motivo los animales tenían conversaciones indiscretas en torno a ese tema. Las gallinas los veían con ciertas risas falsas y burlonas. Los patos posiblemente decían entenderlos pero celebraban su suerte ya que a ellos no los tocarían. El cerdo en realidad estaba temeroso pues ya había crecido y tenia el punto exacto para ser sacrificado. La vaca era muy religiosa y por este motivo en las mañanas daba gracias por volver a mirar de nuevo el sol, pero pensaba en su hijo y sufría notablemente. El perro entendía lo que ocurría pero nada podía hacer, enfrentarse a su amo le costarían duros golpes y aun así nada cambiaría. La vida de la granja era muy difícil, tanto para los animales como para el dueño. El gallo también peligraba, aunque cumplía con su trabajo ya era demasiado viejo. Este era el escenario de aquellos dos pavos. La tragedia les tocaba a la puerta y la suerte era la misma. Su platica se extendió por mucho rato, hubo llanto, sintieron coraje, también la envidia brotó en ellos y desearon haber tenido otro tipo de vida. Ser un pavo ahora es insignificante, perdieron todo valor en si mismos, gritaron renegando haber nacido. Sus esfuerzos por triunfar ya no importaban, la muerte los esperaba. El tiempo paso muy rápido, la platica ahora era un total silencio, los otros animales seguían con sus rutinas pero intrigados también por su futuro. Sin embargo nadie se dio cuenta de un hecho sumamente importante. La mamá pavo no estaba. Ella era una señora firme en sus decisiones, amaba a sus hijos y le dolía lo que pudiera pasarles. Pero no podía defenderlos por siempre de todo lo malo que les rodeaba. Así que muy temprano se adentro en el bosque, se salió de la granja pues ella tenía una solución. Caminando por varios minutos llego a su destino. Un enorme árbol la recibió. Con toda amabilidad le pidió de regalo uno de sus frutos, una semilla de la vida. Después fue al río y llego asta donde nacía. Ahí pidió de la misma manera otro regalo, la gota que corre en la fuente. Por último y ya un poco más lejos encontró el inicio del tiempo, el momento exacto del ser y del vivir. Y ahí pidió de regalo el reloj del presente. Después de haber conseguido estos tres regalos regreso. Sus hijos estaban a media granja sufriendo su destino. Los animales cercanos también pero no de la misma manera, ellos no serían sacrificados aún. La mama hizo un llamado a todos, un llamado general para todos los animales. Fue así que la reunión comenzó. 
-Hermanos míos, los he visto murmurar, también criticar y asta reírse, algunos han llorado, otros niegan su suerte y no saben que hacer. Hoy todo será diferente, aunque dependerá solamente de ustedes-
Los animales estaban consternados y los dos pavos asta asustados. Era su madre la que habló. 
-Aquí están estos tres regalos para ustedes, la semilla de la vida. El principio de todo ser, es algo tan valioso que muy pocos tienen la dicha de tener. También la gota que llena la fuente, la energía y vitalidad que correrá en cada uno de ustedes. Pero también les dejo el reloj del tiempo presente, es tan importante como los otros dos regalos, les indica el tiempo verdadero que tienen que vivir y disfrutar-
La mama pavo puso estos tres regalos en las manos de todos y después se alejo. Aquella noche todos durmieron tranquilamente. Al otro día el gallo canto, el pato nado, el perro ladro, las gallinas hicieron sus labores, la vaca abrazo con mucho más fuerza a su hijo y los pavos vieron nacer de nuevo el día. La mamá pavo dio su vida aquella noche, el granjero cumplió su pendiente pero no volvería a tocar a ninguno de sus animales, él también partió, pues ese pavo fue lo último que pudo comer. Cuenta la historia que cada uno de los animales entendió el regalo que les hizo la mamá pavo y por generaciones compartieron esa enseñanza asta que la granja dejó de existir.

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