Tres hombres poderosos habían llegado a la cima de un monte, pero para su sorpresa un enorme precipicio estaba enfrente. Para dar un salto y llegar al otro lado era necesario mucha inteligencia. Ya no podían regresar y tenían que seguir adelante, sin embargo ya no había camino alguno.
Uno de ellos desesperado se lanzó al vacío y desafortunadamente murió con esa decisión..
El segundo viendo esto lo pensó dos veces y tomó otra opción., amarró una cuerda a su cuerpo y descendió lentamente, pero ésta no fue suficiente, pues no llegó al fondo y murió en su trayecto...
El tercero noto la precipitación de los otros, nadie los venia siguiendo, ni apresurando, habían llegado a la cima por distintos motivos pero al mismo tiempo. Así que se sentó pausadamente y contempló el paisaje, miró el arroyo, las aves y los animales. El cielo era maravilloso y las nubes espectaculares. Minutos después decidió avanzar, no sin antes sembrar su corazón es esa cima, agradeciendo todo lo que pudo vivir. Al ponerse de pié había descubierto un nuevo camino, no muy lejos un árbol haciendo un puente le daba el paso al otro lado.
Esa tarde comprendió todo, no hay necesidad de apresurarse ni buscar otro camino, al contrario, el mejor camino está en el presente. Solo es necesario detenerse a mirarlo para que se haga visible. Y después caminar por el...
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