domingo, 29 de enero de 2017

Encuentro


No me había dado cuenta que ya estaba muerto. Podía respirar y comer pero eso solo mantenía con vida mi cuerpo. Fui muriendo desde que nací, lentamente y sin poder hacer nada. Aquel patio dejó de existir, las calles cambiaron, muchos se fueron y otros simplemente se olvidaron. Como todo ocurre en el tiempo, las horas cobraron su precio. Increíblemente no eran monedas, ni joyas u objetos, debería de pagar con algo también valioso... La felicidad. Efectivamente, lo han escuchado, la felicidad ¿Sabes ser feliz? En la pequeñez de aquella habitación no era difícil conseguir felicidad, un botón, una caja o asta una hoja de papel podía generar esa emoción. Cómo podía imaginar que lejos de ahí, en otra habitación sucedía lo mismo, allá había árboles, piedras, mariposas haciendo feliz a otro ser. 
Hay caminos maravillosos, que te dicen... ¡sígueme! Pero con letreros tan pequeños que no lograrías ver y pasarías de largo. Aquella parada de autobús era uno de ellos, el ir y venir de gente hacia imposible leer cualquier letrero. Aquella habitación ahora ya no existe y el mundo se ha hecho mucho más extenso, efectivamente se ha crecido y la felicidad se hizo más pequeña. Te preguntas ¿Porqué? Sencillo, se ha dejado de soñar... 
En aquella otra habitación ha llamado a su puerta un desconocido ¿Te imaginas quien es? La obligación... Pero ha tocado muy temprano, aun no es hora de desayunar, ni levantarse. Todavía es noche y las estrellas siguen cuidando el sueño. Mirenla., es hermosa, tan hermosa cómo una gota de rocío ¿Quién la despertó? Demasiado tarde, ya está de pie. Apenas tiene seis años, sus manos son tan delicadas ¿Porqué tocaron a su puerta? 
El tiempo pasa rápidamente, la respiración es agitada, la felicidad escasea. Afuera una pareja se da su primer beso, me ha llamado la atención ¿Que se sentirá? ¿Que tanto se dirán a solas? ¿Porqué buscan los lugares más oscuros? 
En aquella casa ahora una señorita lee, sus libros tienen diferentes títulos, no importa el escritor, lo que interesa es leer. Ya es medio día, ya está despierta ¿La vieron? Ahora es mucho más hermosa. El sol se refleja en su cabello largo, es delgada, es atractiva, es fascinante. Son las dos e irá al colegio, tomará el autobús ¿Se acuerdan? ¿Podrá ver el diminuto letrero? Unas monedas han caído al suelo, el sol quema la piel, el autobús viene. Atrás de ella estoy, no me conoce y ni yo la conozco, pero iremos viendo lo mismo. Aquel niño pidió a su madre abrir la ventana, el aire entró y el autobús se llenó de su perfume. 
El escenario aquella noche será de gala, habrá celebración de quince años. La felicidad es cada vez menor, los jóvenes asisten, bailan, celebran. Una vez más el tiempo a cobrado su precio. La diversión solo es ajena, los abrazos serán de otros y las risas pasarán a formar parte de aquellas gentes. 
Se ha dejado de ser niño, los juegos cada vez son menos, ahora se es adolescente. 
Es domingo, ella empezará sus estudios de nuevo, otra escuela, más amigos y amigas. No han dejado de tocar a su puerta, cada vez más temprano ¿Quieren que les diga como se ve? Maravillosa, definitivamente, preciosa. Un teléfono suena, la tecnología a evolucionado, la música también cambió. En una casa música bailable y en la otra música extranjera. Ya tiene veinticuatro años, la puedo imaginar, casi ver. 
Por primera vez un verdadero escrito ha surgido, un poema en un trozo de papel escribí... Nada relevante, un pensamiento quizás, no es una canción ¿Podre escribir una? Hay una revolución en mi interior, pero no descubro que es. Tengo sed, pero no se de que bebida, tengo hambre pero tampoco se que comer. 
Hoy no desayune, no tenía monedas para el autobús, camine por más de 20 cuadras, llegué a la parada exactamente cuando ella dejaba el camión, nos cruzamos pero no nos vimos. 
El tiempo pasa mucho más rápido, escribo porque me interesa hacerlo, también por tareas escolares. Para el día de mañana fui invitado a un colegio, quieren saber lo que hago, nada fuera de serie. 
Varios niños entraron por esa puerta y aquel día cantaron. 
Era tarde de verano, oscurecía como para correr, camine, miré y escuché. La gente decía ¿Subió el costo del autobús? Subí sin dudarlo y me senté, cerré mis ojos por un momento y los abrí cuando sentí que alguien se sentó a mi lado. Solo vi un uniforme perfectamente planchado. 
La regla era obedecer, servir y acceder. Así que ese día salió si avisar, una amiga la esperada, se entendían muy bien. Por horas platicaron asta que se subió a ese autobús. Sólo un asiento vacío, no muy cómodo pero que más daba. Ella no lo vio y el solo miró su uniforme muy bien planchado. 
Ser feliz no es difícil, solo hay que sentirlo, vivirlo y expresarlo. Antes de bajar del camión mire hacia atrás, la vi, pero no sabia que era ella. También me miró, pero no sabia que era yo. 
La noche y los días nos tenía grandes sorpresas.
Con el tiempo efectivamente me di cuenta que estaba muerto, pero ahora todo es diferente ya que se leer esos pequeños letreros en el camino. Y cada uno me dice ¡Estas vivo! Muestra como hacer vivir a los demás. 
Mis abuelos han muerto y algunos seres queridos. A ellos no les pude decir que ahora se leer los letreros del camino. Sin embargo hay algo que si puedo realizar ¿Saben que es? Escribir letreros para los demás... todos los días haré lo siguiente, escribiré un letrero tan grande que se verá a kilómetros de distancia, lo escribí para ella ¿Saben quien? Están en lo cierto, a la niña de seis años hoy ya toda una mujer, más hermosa que nunca. A ella escribo este letrero que dirá TE AMO... 
Porque esta historia es mucho más de lo que escribí, mucho mucho mas.....

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