domingo, 29 de noviembre de 2020

Beso Especial

-Disculpe usted ¿Los besos tienen precio?- Mire amigo, no lo vamos a engañar, en este negocio todo tiene un valor ¿Qué está buscando? -Deseo un beso especial ¡No importa el costo! Mi familia ha sido adinerada por generaciones y considero poder pagar el precio que sea- Por lo que veo - el hombre ríe un poco a la vez que pregunta- ¿Ese carruaje es suyo? No me responda, la respuesta está ante mi, ustede viene muy bien vestido y no como los hombres que acostumbran llegar por esta su casa. -Me llegaron rumores que en esta casa habitan las mejores mujeres ¿O no es Así?- Vaya que los chismes corren con rapidez, hace una semana apenas llegue y ahora somos muy solicitados. -Conteste a mi pregunta ¿Tiene lo que estoy buscando?- Mi señor, un beso como ese no lo encontrará aquí, en esta casa no vendemos mujeres, cierto es que parte de nuestro negocio es dar placer, pero no como usted lo imagina. Cada una de estas damas han tenido motivos distintos por estar aquí. Yo no soy quien para criticarlas y usted menos, pero veamos que podemos hacer. -Si logra tener lo que le pido, será muy bien recompensado- El propietario del establecimiento mando llamar una a una a todas las damas que tenía esa noche. ¡Caballero! Como verá usted cada una de ellas es hermosa, provienen de diferentes lugares de la región... El hombre las miró lentamente, aún cuando en el lugar había muy poca luz pudo notar su belleza. ¡Sin embargo! Me pidieron algo en particular, les comenté lo que está usted buscando y accedieron, pero lo harán si usted tiene los ojos cubiertos ¿Está claro? -¡Por supuesto! Ante todo soy un caballero y respeto la decisión de cada una de ellas- Pues entendiendo todo esto el primer beso le costará un moneda de cobre... En aquel tiempo eso era como el pago de una semana de trabajo de un peon del rey. El caballero accedió y pagó al momento. -Cubrirle los ojos y cuidare que no intente nada más- La primera de las jóvenes se acercó, era realmente bella, posó sus labios en los de él unos instantes y luego se Alejó. ¿Qué le pareció? ¿Es lo que esta usted buscando? -Sublime, sin embargo hay algo faltante ¿Podría escuchar la voz también?- Amigo mío, eso le va a costar más. -¡Lo que sea! Por dinero no vamos a parar- Está bien, que pase otra de ellas y esta vez oirá su voz... De nuevo una linda jovecita se acercó y dijo "Hola" su voz era suave, fina y sutil, tanto que lo hizo temblar cuando rozó su boca. ¿Que le pareció? ¿Ya está convencido? ¿Es lo que quería? -Si me lo permite, deseo sentir sus manos, un pequeño toque de su piel- De acuerdo, pero le costará dos monedas de plata... ¡Dos monedas! Eso era el pago de un mes de trabajo de un caballero del rey. -¡Acepto! Tenga se las doy al instante- La tercera doncella se acercó, el silencio se hizo presente, la respiración agitada del caballero fue lo único que se oía, dos manos suaves acariciaron su rostro, el hombre tembló. ¡Ahora dígame! ¿Es lo que está usted buscando? -Estoy en un dilema, todo ha sido fabuloso hasta éste momento- ¿Quiere algo más? -¿Puedo oler su perfume?- ¡Caray señor! Eso le costará una moneda de oro.. -No se diga más, en mi bolsa derecha traigo con que pagar, que se la de mi ayudante- Tras un breve momento otra doncella se le acercó, su cuerpo entero estaba bañando del más fino perfume, al momento de estar frente a él, todo fue maravilloso. ¡Bueno, bueno! Usted si sabe lo que quiere, si tiene algún capricho más dígalo ¿O ya está convencido? -Se que la regla es no tocar, respeto su decisión pero ¿podría tener el cuerpo desnudo de alguna de ellas? ¿Sin tocar?- Eso le costaría 10 monedas de oro y su mejor caballo... -¡Lo pago!- Sin duda alguna todas ellas eran perfectas, hermosas y delicadas, aún cuándo el caballero no las vio bien sabía que su dinero sería muy bien gastado. La última de ellas se acercó, dejó caer su bata, su cuerpo quedó totalmente al descubierto, era una diosa, perfecta en toda la extensión de la palabra. Rozó su figura con tal suavidad que el hombre gritó por qué le quitaran la venda de los ojos. ¡Dígame ahora! ¿Encontró lo que quería? ¿Para quitarle la venda? -¡Aún no! Agradezco lo que ha hecho por mi, sin embargo me he dado cuenta que mi dinero no me dará lo que mas deseo- El casero envió a sus aposentos a las doncellas y al final quitó la venda. -Amigo, como lo siento, pero así es la vida, le agradezco las monedas y vaya usted por buen camino- Los días pasaron y una noche el hombre decidió volver a aquella casa, cuándo se paro en la puerta una mano lo detuvo, era una joven de escasos veinte años, que pedía un poco de ayuda en la entrada. -¿Tendrá algo que me pueda regalar?- El caballero sin saber por qué, la tomó de la mano y la apoyo sobre un costado de la entrada. -¿Quien eres y que haces aquí?- -No soy nadie, simplemente busco ayuda para mi y para mi gente- -¡Llévame! Quiero saber que es lo que ocurre- Esa noche el hombre supo la verdad de esa casa, ahí llevaban a las hijas de aquellos no podían pagar sus deudas al monarca, aún cuando el pueblo se unía, en muchas ocasiones las mujeres ahí llegaban. -¡Que barbaridad! Y pensar que pude ser yo el que abusaria de alguna de ellas, les pido disculpas y dígame ¿que puedo hacer?- La joven habló y dijo lo siguiente: -Mi hermana está ahí, nos piden 5 monedas de oro para liberarla- El caballero no lo dudo, y les otorgó no sólo cinco monedas, sino todo lo que llevaba para que liberaran a las hijas de todos. Esa noche aquella casa fue cerrada, muchas familias celebraban el retorno de sus hijas, entonces el caballero se despidió. -¿A donde irá buen hombre?- -Me regreso por el camino en que vine, quizás nunca encuentre lo que buscaba- El joven se alejo caminando, pues ya nada le quedaba, la luna estaba en todo lo alto, nadie imaginó lo que sucedería. A la salida del pueblo una persona le hizo el alto, era la hermana menor, la joven que lo detuvo en la puerta de esa casa. -¡No te vayas! ¡Pasa esta noche con nosotros y mañana te iras- El joven aceptó y entró en la humilde morada, era una casa pequeña, la iluminaba un candil, había pocos muebles de madera, pero que importaba, ellos le brindaron un espacio en el rincón para descansar. A media noche una beso lo hizo despertar, intentó hablar pero su boca fue cellada por unas delicadas manos, la luz de la luna iluminó entonces un hermosa figura, aguantó la respiración unos segundos para después percibir un suave aroma, era el mismo perfume que días antes había respirado. Cuál sería su sorpresa, pues sobre de él tenía un cuerpo escultural que se le entregaba si recato y precio alguno. Finalmente gritó de emoción, por fin había encontrado ese beso especial, en una noche magnífica e inolvidable. El canto de los grillos y el arrullo del río fueron testigos de una entrega sin igual... Ideas del autor Mauricio Zamora Corazón de Muñeco

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