domingo, 29 de noviembre de 2020

Límite

El letrero decia: ¡Prohibida la entrada! Si embargo nadie cuidaba el camino, que podria pasar si caminaba un poco más. Metros adelante me tope con otro letrero: ¡Si no sabes leer detente! Y justo al centro una mano en rojo marcaba el alto. Mire para todos lados, no se veía persona alguna, excepto un recipiente con algún tipo de contenido extraño y proseguí.. Avance metros más adelante, volví a ver otro aviso y lei con letras grandes: -¿Sí vas a seguir? Entonces comparte a tu modo ¡No pases!- Pensé: ".. para que voy a compartir algo que ni escribí y ni me beneficia en nada..." La verdad estamos acostumbrados a solo recibir, el dar ha quedado atrás, solo darías si tienes un beneficio directo. Algunas ocasiones se cree que es posible el cambio y se engaña a la mente con la fe. En fin, el camino no se veía tan mal y decidido proseguí. De entre las sombras de un árbol enorme vi acercarse a un guardabosques, traía un arma en la mano y me dijo lo siguiente: -Alto ahí ¿Qué no leíste bien los avisos?- Y sin preguntar más puso su arma en mi frente ¡Caray! El metal frío me hizo temblar, el miedo se apoderó de mi cuando cortó cartucho. Ya no pude hablar. -¡Te diré amigo! O ¡Te diré extraño! Personas como tu no entienden letreros claros y precisos ¿A que vienes?- Empecé a sudar frío, trague saliva y traté de responder. "... Vi el letrero, pensé en que podía seguir y aquí me tienes.." -Escribí ¡Alto, Comparte, Detente! Pero veo que solo piensas en ti, no sabes de dónde vienes y crees falsamente hacia dónde vas, para que te digo mi amigo, si no haras caso, no ayudas y mucho menos te ayudas a ti mismo- Para mí sorpresa el hombre bajo el arma y me dio un sobre, cuando lo tuve en la mano leí algo escrito. Las letras eran mi nombre y una fecha de entrega, por lo que le pregunté ¿Qué significa ésto? El hombre me dijo -Es el día de tu muerte- me paralice de inmediato, debi hacer caso al letrero y dar marcha atrás pero mi desdén por ser superior ahora me acabaría. De la nada vinieron los recuerdos, de la nada me sentí ahogado sin haber bebido agua. ¡Mi día esta cerca! La fecha era dentro de 5 días y yo ahora lo sabía. Pensé en correr de regreso, pero ya era demasiado tarde, no podía volver el tiempo atrás, ir hacia adelante sería lo indicado. Por ello le pregunte alguna cosas. ¿Porque compartir? ¿Porque obedecer? ¿Porque morir? El hombre estaba escribiendo unas letras sobre un trozo de madera, así lo hizo durante unos minutos, cuando terminó me la dió. -¡Ten! Si tus amigos la comparten vivirás un día más, si la dejan en el olvido, morirás en la fecha indicada, yo ya no puedo hacer mas por ti- Acto seguido dió la vuelta y se marchó, obviamente ya ni pensé en seguir por ese camino, debería empezar de nuevo ¿Y ahora hacia donde? ¿Al inicio? ¿Buscaría ayuda? Si la gente era como yo nadie me apoyaría en compartír lo que me dieron y, como resultado final encontraría mi muerte. Pues ya que más daba, regrese y en el camino vomite de angustia, ése era el contenido del recipiente que vi al principio. Que curioso, ya de regreso no venía solo, varias personas traían una tabla similar a la mía, caminábamos en silencio y muy lentamente. Ahí me di cuenta cuanto había envejecido, pues no había caminado metros, había caminado años de mi vida entera creyendo que solo yo importaba. Finalmente llegué al inicio, todos hicimos lo mismo, sacamos nuestras tablas y las colocamos. Eran un aviso escrito en todos los idiomas y decian lo mismo ¡Prohibido el paso! ¡Detente! Si no compartes, el camino que ahora sigues te llevara a la muerte. No hay moraleja ni pensamiento alguno que nos haga tener el mismo razonamiento. Ese es el fenómeno que ocurre al pensar libremente. Por ello, cuando tengas que lanzar los dados, no busques ganar nada, pues el premio lo has tenido siempre. Ideas del autor Mauricio Zamora

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