lunes, 7 de marzo de 2016

El Lago

Se murmuraba que aquel lago poseía una característica muy especial., que solo la persona indicada podía darse cuenta del secreto que guardaba. Y la verdad así era., sus secretos solo eran mostrados a quienes podían ver más allá de sus sueños. A quienes abrían su mente, alma y espíritu. Mucha gente acudía a ver si era cierto lo que de ese lago se decía. Una mañana tres personas decidieron visitarlo. Un hombre maduro, una joven de escasos veinte años y otra mujer en plenitud de la vida. Cuando se vieron frente a la inmensidad del lago, una exclamación de asombro y éxtasis por tal majestuosidad brotó de sus voces. Ahí lo tenían a sus pies, un paisaje digno de apreciarse. El caballero dijo -necesitaré fortaleza para poder seguir adelante el camino fue muy largo para llegar- La mujer mayor de igual manera analizo y comentó -Donde estuve en mi juventud que no sabía de este hermoso lugar., y la joven señorita agregó: -Para mí es un lugar como cualquier otro, porque se asombran- Los tres se acercaron., después de haber recorrido un gran camino.
La joven fue la primera en mirarse frente a lago, sus ojos ansiosos buscaban repuestas, quería ver, descubrir los secretos ahí guardados, mas sin embargo no logro ver nada. Su intento fue frustrado que dio media vuelta y se marchó, vociferando su desanimo. El caballero al mirarla se hizo de múltiples preguntas,  ¿Qué pasaría? ¿Será que no hay nada? ¿Perdí el tiempo en llegar hasta acá? ¿Será mentira de todo lo que dicen de este lago? Sin dejar de hacerse gran cantidad de preguntas se acercó., y poso su mirada en el fondo de aquella agua cristalina., en ella solo vio lo que tenía que ver, su rostro demacrado por los años, su juventud perdida, sus canas y vino a su mente lo vacío que había sido su vida y de igual manera no encontrando nada se marchó. Finalmente le tocó el turno a la mujer madura, ella había visto las reacciones de todos los demás y pensó: -Estoy en un lago muy hermoso, fue un camino duro para llegar, sin embargo hay muchas cosas por las cuales  debo de estar agradecida, hay un bello sol, un suave cantar de las aves, y que decir del viento, toca con tal suavidad mi rostro, el aroma de las Flores es el perfume más fino con el cual me he podido deleitar, las luces, los colores, las formas, en verdad es un paraíso. ¿Qué habrá pasado entonces? Se preguntó. Camino rumbo a la orilla y tiernamente se agacho., con una de sus manos acaricio el agua cristalina tan transparente que parecían las gotas diminutos cristales entre sus dedos. Mojando ambas manos las llevo hasta su cabello., cerrando sus ojos dijo en voz alta:
-Esto es una delicia, me siento totalmente viva- Al abrir sus ojos, se miró en el agua y ahí estaba, era ella, hermosa, maravillosa, de ojos divinos, con una risa de alegría, de paz interior. Muchísimas emociones en un mismo instante. Finalmente se levantó dio gracias a la naturaleza y al destino por haberla puesto ahí., y en una botellita de cristal se llevó parte de esa magia, ya de regreso se encontró con el caballero y la señorita. Quienes preguntaron si había descubierto la magia de la que tantos hablaban. Y ella  respondió y les dijo:
-Por ser joven no te has dado cuenta de lo que tenías enfrente de ti, tu ansiedad por descubrir te cerró los ojos a algo tan maravilloso. Y usted caballero, de igual forma, su desgano hacia sí mismo, el lago solo le mostró lo que usted deseaba ver., y yo que puedo decir, el agua del lago por sí sola no sería nada sin su entorno, ahí está la magia, la armonía entre todos los elementos que lo forman. Es una balanza perfecta, dinamismo puro inimaginable. El lago en efecto es un espejo, un cristal del alma, que te brinda la oportunidad de mirarte., pero solo si tú te quieres ver. Hoy llevo conmigo parte de esa esencia, pero la esencia verdadera está en el alma de cada uno, y estas gotas regaran día a día la fuente de mi corazón-
Los tres partieron por rumbos diferentes., atrás quedaba las tranquilas aguas del lago, en el fondo un espejo, ese era el corazón del lago. Aquel que muy pocos tenían la oportunidad de verlo, sentirlo y llevárselo consigo.

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