Se murmuraba que aquel lago poseía una
característica muy especial., que solo la persona indicada podía darse cuenta
del secreto que guardaba. Y la verdad así era., sus secretos solo eran
mostrados a quienes podían ver más allá de sus sueños. A quienes abrían su
mente, alma y espíritu. Mucha gente acudía a ver si era cierto lo que de ese
lago se decía. Una mañana tres personas decidieron visitarlo. Un hombre maduro,
una joven de escasos veinte años y otra mujer en plenitud de la vida. Cuando se
vieron frente a la inmensidad del lago, una exclamación de asombro y éxtasis
por tal majestuosidad brotó de sus voces. Ahí lo tenían a sus pies, un paisaje
digno de apreciarse. El caballero dijo -necesitaré
fortaleza para poder seguir adelante el camino fue muy largo para llegar- La
mujer mayor de igual manera analizo y comentó -Donde estuve en mi juventud
que no sabía de este hermoso lugar., y la joven señorita agregó: -Para mí es un lugar como
cualquier otro, porque se asombran- Los tres se acercaron., después de haber
recorrido un gran camino.
La joven fue la primera en mirarse frente a lago, sus
ojos ansiosos buscaban repuestas, quería ver, descubrir los secretos ahí
guardados, mas sin embargo no logro ver nada. Su intento fue frustrado que dio
media vuelta y se marchó, vociferando su desanimo. El caballero al mirarla se
hizo de múltiples preguntas, ¿Qué
pasaría? ¿Será que no hay nada? ¿Perdí el tiempo en llegar hasta acá? ¿Será
mentira de todo lo que dicen de este lago? Sin dejar de hacerse gran cantidad
de preguntas se acercó., y poso su mirada en el fondo de aquella agua cristalina., en ella solo vio
lo que tenía que ver, su rostro demacrado por los años, su juventud perdida,
sus canas y vino a su mente lo vacío que había sido su vida y de igual manera
no encontrando nada se marchó. Finalmente le tocó el turno a la mujer
madura, ella había visto las reacciones de todos los demás y pensó: -Estoy en un lago muy hermoso, fue un camino
duro para llegar, sin embargo hay muchas cosas por las cuales debo de estar agradecida, hay un bello sol,
un suave cantar de las aves, y que decir del viento, toca con tal suavidad mi
rostro, el aroma de las Flores es el perfume más fino con el cual me he podido
deleitar, las luces, los colores, las formas, en verdad es un paraíso. ¿Qué
habrá pasado entonces? Se preguntó. Camino rumbo a la orilla y tiernamente se
agacho., con una de sus manos acaricio el agua cristalina tan transparente que
parecían las gotas diminutos cristales entre sus dedos. Mojando ambas manos las
llevo hasta su cabello., cerrando sus ojos dijo en voz alta:
-Esto es una delicia, me
siento totalmente viva- Al abrir sus ojos, se miró en el agua y ahí estaba, era
ella, hermosa, maravillosa, de ojos divinos, con una risa de alegría, de paz
interior. Muchísimas emociones en un mismo instante. Finalmente se levantó dio gracias a la
naturaleza y al destino por haberla puesto ahí., y en una botellita de cristal
se llevó parte de esa magia, ya de regreso se encontró con el caballero y la
señorita. Quienes preguntaron si había descubierto la magia de la que tantos
hablaban. Y ella respondió y les dijo:
-Por ser joven no te has dado
cuenta de lo que tenías enfrente de ti, tu ansiedad por descubrir te cerró los
ojos a algo tan maravilloso. Y usted caballero, de igual forma, su desgano
hacia sí mismo, el lago solo le mostró lo que usted deseaba ver., y yo que
puedo decir, el agua del lago por sí sola no sería nada sin su entorno, ahí
está la magia, la armonía entre todos los elementos que lo forman. Es una
balanza perfecta, dinamismo puro inimaginable. El lago en efecto es un espejo,
un cristal del alma, que te brinda la oportunidad de mirarte., pero solo si tú
te quieres ver. Hoy llevo conmigo parte de esa esencia, pero la esencia
verdadera está en el alma de cada uno, y estas gotas regaran día a día la
fuente de mi corazón-
Los tres partieron por rumbos diferentes.,
atrás quedaba las tranquilas aguas del lago, en el fondo un espejo, ese era el corazón
del lago. Aquel que muy pocos tenían la oportunidad de verlo, sentirlo y
llevárselo consigo.
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