viernes, 1 de abril de 2016

El Ave que prefirió Caminar

Hoy vi un ave sin volar., decía que no nació para eso. Me quedé asombrado. Era un ave muy especial. Múltiples colores en sus alas. De un brillo exquisito en sus ojos. Un plumaje excepcional.
-Prefiero caminar- Y con fervor se puso en marcha. Yo lo seguí a corta distancia., observando y sin decir nada. A unos metros encontró una tortuga, le dio alcance, la miró. Y sintió pena por ella.
-Caray que lentitud, así jamás llegará- pensó en silencio, pero aun así le dirigió un amable saludo y apresuró más su paso. En el cielo, la tempestad estaba formándose. Mal augurio para todos. Lo seguí observando y me creerán que ahora ya no caminaba, corría, ¡Si! corría con todas sus fuerzas, como si alguien lo siguiera. Que cosa más extraña.
-Debo vencer esa montaña, y llegaré hasta arriba- Lo oí decirle a una liebre, la cual le llevaba varios metros de distancia. Pese a su esfuerzo no logró alcanzarla. En ese momento lo vi fatigarse. En lo alto había un manantial. Agua cristalina digna para beber. Varias mariposas eso hacían. Un venado era el custodio. Pero ¿porque cuidar algo que es de todos?
-Quieres beber- el venado pregunto
-Claro que si- Pero él aclaró
-¿Cuánto cuesta el beber un poco de ésta maravillosa agua? -
-El costo es., ¡un día de tu vida!- Yo me quede paralizado, ¿Oí bien? ¿Un día de la vida? ¡Caray! que situación más extraña. Pero el ave lo acepto sin pensarlo y bebió. El venado no dijo más y desapareció. Las mariposas también lo hicieron. Minutos después se estaba en lo más alto de la montaña. Y una pronunciada bajada era la única forma de avanzar. ¡O tal vez regresar quizás! Pero el ave estaba decidida a no volar. Caminare, caminaré le oí murmurar. Ahí vi sus pies. Empezaban a sangrar. Unos metros abajo corría un hermoso río. Rodeado de pinos, flores, rocas y muchos más animales.
¡Cruzar! ¿Pero cómo? Puente no había, senderos mucho menos. A poca distancia vi aquel dilema y situación tan difícil. Pero para el ave no habría imposibles. De un tronco se hizo al agua y con sus alas avanzó hasta la otra orilla. No veía, no podía respirar, se sentía desfallecer por el esfuerzo. Río abajo logro cruzar. El plumaje mojado, sus pies lacerados y su corazón demasiado débil. Sin embargo le oía de nueva cuenta pronunciar.
-Caminare, así se me valla la vida en ello- Y sin decir más siguió adelante., quizás el esfuerzo era mucho, porque le vi caer varias veces. Pasaron muchas horas. Sin comer, sin beber, sin descansar. Realmente ahora caminar rápido no podía. Pequeños pasos, cortos y sin ritmo. La noche se acercaba. La tormenta cayó mojando su cuerpo completamente. Respirar se hizo ahora más difícil. Unos segundos se sentó. Lloró en silencio, con la mirada fija al suelo. Escribió así sobre la tierra mojada.
-Caminare, no importa lo que suceda, caminare y seguiré caminando-Bajo un sauce se quedaría dormido esa noche. Al otro día ya no despertó. El sol salió, secando la tormenta caída horas atrás. Aquel  sauce por su gran tamaño hacia sombra una pequeña casa. El venado apareció. Vio al ave en el suelo y lo llevo en brazos. Toco la puerta de la casa.
No creerán lo que pasó. De esa entrada salió una preciosa paloma. Muy joven. En su cuello colgaba una majestuosa joya. Al verlos en la entrada no pudo evitar el llanto y dijo así:
-A quien traes me ha prometido caminar hacia donde yo esté, yo pensé que era una locura y ahora veo que no- El venado saco un pergamino de entre sus ropas, el cual tenía el pago del ave., que valía por un día de su vida.
-Quieres un regalo- le dijo a la paloma. Ella contesto - Si-
-Cobraré el día de vida que se me pago y será el día de la muerte de este maravilloso ser., aunque podía volar no lo hizo y entrego todo por cumplir su promesa, el amor que sentía en su pecho, así lo ha demostrado y ese poder infinito lo trajo asta a ti- El venado colocó al ave en el suelo y se marchó.
Unos segundos despertó y al mirarse de frente se unieron en un tierno y fuerte abrazo. Por fin había llegado, tal y como él lo había prometido.
A veces puede parecer más fácil no cumplir., pero cuando se promete caminar juntos, cumplir es sin duda el mejor premio para un ser que ha conocido el verdadero amor.





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